Cada año cumplido es una bendición, es un regalo de Dios. Yo, tengo muchas razones por las cuales estar agradecida con la vida por lo que me ha dado y por lo que soy.
He llegado a un punto en el que estoy orgullosa con el tipo de mujer en el que me he convertido.
Soy profesional, hija, hermana, amiga, mujer, madre y en cada una de estas facetas siempre he querido ser la mejor. He cambiado mucho, pero lo he hecho para sacarle provecho a cada día y disfrutarlo. No creo conflictos ni los busco. No me arrepiento de los errores que he cometido, pero he aprendido de ellos. No me preocupo por lo que diga la gente de mi, pero sí de él ejemplo que le doy a mis hijos.
Estoy es esa etapa de la vida en la que si tengo unas libras de más, no me avergüenzo, las acepto y batallo contra ellas lo más que pueda; esa etapa en la que no me quita el sueño si le caigo bien a alguien o no. Esa etapa en la que es más importante el tiempo que paso con mi familia que en la calle con desconocidos. Mis pensamientos ahora son más ligeros y nos se anclan más del tiempo necesario.
Yo ahora ya no me complico la vida por pequeñas cosas. Yo decido que batallas pelear y cuales dejarme vencer para no romper la armonía en mi hogar. No alzo la voz si no es necesario y prefiero dar la espalda a los conflictos. Hoy ya no permito que la envidia y la ira entren en mi corazón. Cualquier infortunio que llega a mi vida lo acepto y dejo que sea el mismo destino que se encargue de él. Trato de ser lo más sincera posible y más aun con las personas que quiero.
Dios a sido bueno conmigo y me ha permitido hacer todas las cosas que siempre quise. Me gradué del colegio para que mis padres se sintieran orgullosos de mí, viaje muchas veces para conocer otros lugares y gente diferente, estudié una carrera universitaria que disfruté, dediqué mi vida a una de mis pasiones como lo es la radio y me gané el respeto y el cariño de personas como tú que leen cada uno de mis post en este blog. También la vida me concedió un deseo sin haberlo pedido…ser madre y no hay nada en la vida que disfrute más que sentir el amor y el calor de los brazos de mis hijos. Amo sentir y ver que me necesitan y que soy importante para ellos. No hay nada en esta vida como esa sensación que dá una vocecita que te diga: “mami”.
Hoy quiero celebrar contigo que estoy orgullo de quien soy y de la mujer en la que me he convertido. Hoy mi vida esta llena de color y bendigo el camino y las circunstancias que me trajeron hasta aquí. Hoy soy la mejor versión de la mujer que imaginé.
Solo puedo decir Gracias a cada una de las personas que me han abierto su corazón y gracias a Dios por permitirme celebrarlo así.
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