Muchas veces he escuchado a la gente decir: “La rutina es otra forma de morir”, y les creo.
Siempre fuí del tipo de persona que me ha gustado hacer cosas diferentes, conocer gente nueva, probar comidas de muchos países, viajar, leer libros, experimentar cosas nuevas; pero tengo que aceptar que en los últimos años las cosas han sido diferentes.
Y me parece que nos suele pasar a todos. Cuando nuestra vida cae en la etapa de la familia y cuidar a los hijos nuestras prioridades cambian y dejamos atrás muchas cosas que siempre nos han gustado. Le ponemos pausa a nuestros sueños para poder realizar los de nuestros hijos, pero no deberíamos de ser tan drásticos.
Les comento que mis vacaciones de verano de este año fueron inolvidables, primero porque hicimos con mi familia un viaje 24 horas de camino en auto y con niños pequeños es muy difícil; segundo porque hice cosas que no hacia hace muchos años, entre ellas compartir con mi hermana a quien no veía hacer casi 7 años y montar en bicicleta.
Recuerdo que esta bella bicicleta la encontré en el garage de su casa y fue amor a primera vista. Y fue así como con la intensión de tomar unas fotografías de un look relajado para el blog, terminé juntando a tres de mis amores del pasado: montar en bicicleta, tomar fotografías y mis converse.
“Montar en Bicicleta nunca se olvida” y así lo comprobé. Con dificultad al principio, pero logré agarrar ritmo y pedalee por muy buen rato en lo que mi hermana tiraba unas cuantas fotografías. Mientras daba algunas vueltas casi podía escuchar el acordeón de la canción de Carlos Vives mientras cantaba: ” Lleva, llévame en tu bicicleta, óyeme, Carlos, llévame en tu bicicleta. Quiero que recorramos juntos esa zona, Desde Santa Mar hasta La Arenosa…”
Y así, poco a poco empecé a recordar muchas aventuras que tuve en una de ellas y vinieron a mí las muchas veces que de pequeña saboreé el pavimento cuando frenaba de pequeña con las rodillas. Reí mucho ese día y fue así que con un detalle tan sencillo como bicicletear, alteró mi día y lo hizo inolvidable. Terminé hasta hablándole a mi madre por teléfono y conversamos un buen rato mientras recordamos esos años maravillosos.
Los pedales de aquella bici y el viento en mi cara hicieron mi día, mi semana, fue como salí de esa rutina de la que les hablo. Fue casi terapéutico. Con estas fotografías de un look relajado quiero invitarte a que salgas de la rutina haciendo algo diferente y único por ti mismo; algo que amas o que no has hecho en mucho tiempo.
Hazlo y dale a tu espíritu un poco de alegría que hace falta muchas veces.
Esta es mi propuesta si lo que quieres es un look relajado pero a la moda. Y es que las zapatillas converse nunca quedan mal. Yo amo las mías en este hot pink que con boyfriend jeans quedan estupendas.
Arma tu estilo mas relax y planea desde ya la aventura que te hará hacer algo inolvidable. Y mientras lo haces aquí te dejo uno fragmento de uno de mis poemas favoritos de Pablo Neruda…
“Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no arriesga vestir un color nuevo
y no le habla a quien no conoce”…
2 thoughts on “Un look relajado con converse”
Me encantaron las fotos!
Yo nunca aprendí a montar bicicleta. Recuerdo que de niña me sentaba a ver como todos los vecinos jugaban y disfrutaban sus bicis. Me faltaba equilibrio, y aunque lo intentaba…, siempre terminaba en el suelo con uno que otro rasponcito del recuerdo.
En fin, vas muy linda!
Besitos
tengo tantos lindos recuerdos de esos años en bici…nunca es tarde para aprender Marisol. Pero eso si con rodilleras ejjejeje